sábado, 2 de mayo de 2015
jueves, 25 de agosto de 2011
La Seductora Mentira de la Decisión
domingo, 10 de julio de 2011
El día que yo me vaya
Cuando el universo me abandone
viernes, 3 de junio de 2011
Carta al Director
Junto con saludarle muy cordialmente, me dirijo a Ud. para felicitar públicamente – a través de su periódico-, al muy honroso pueblo de Algarrobito, enclavado al inicio del bellísimo Valle de Elqui.
El domingo recién pasado, por esas casualidades del destino, estuve de visita en ese pueblo. Grande fue mi sorpresa cuando leí en un cartel que justo al mediodía, en la parroquia del lugar, se oficiaría una Misa Tridentina (de aquellas que se estilaban antes del Concilio Vaticano II) a propósito del Día del Patrimonio.
Ya dentro de la Iglesia mi sorpresa fue aún mayor. El lugar estaba repleto de un piadoso público que, frente a un muy cuidado altar, presentaba una elegancia pocas veces vista en los días que corren. La honda espiritualidad se sentía en el aire, mientras el canto elevaba las almas de aquellos que respondían en un latín preconciliar a las diferentes partes del oficio religioso.
Debo dejar en claro que no es mi intención discutir sobre las repercusiones eclesiales de tal acto. Menos aún podría indagar en sus repercusiones teológicas. Sin embargo doy fe que fui parte de una experiencia estética maravillosa, que incluso me empujó a comulgar después de mucho tiempo. “Suma belleza, suma verdad”, según Tomás de Aquino.
Ahora bien, todo esto me hace reflexionar sobre una cuestión mucho más mundana que comparto con Ud. y su público lector. Si conviene Ud. que La Serena y su valle de Elqui corresponden a lugares especialmente espirituales (no olvidemos que tratamos de la ciudad “de los campanarios” y el valle “de las estrellas”), donde por ejemplo nuestra Gabriela Mistral engendró su poética más panteísta, ¿cómo puede comprender que nuestra ciudad pareciera crecer a espaldas de esta realidad?
No hay que ser un sabio para darse cuenta que la actual política de crecimiento de La Serena prefiere por mucho a la cultura del consumo que a la del espíritu. Es sólo cuestión de mirar el centro urbano para notar la disarmonía que algunos edificios comerciales representa para nuestra arquitectura más sentida. Lo mismo respecto del afán turístico estacional -con sus proyectos inmobiliarios titánicos-, que se construyen a espaldas del componente humano permanente y de nuestra más arraigada tradición serenense. Ejemplos podría seguir contando por montones…
Felicito entonces al párroco de Algarrobito y a su pueblo que, empujados por su fe religiosa y su sentido común, pudieron actualizar el verdadero patrimonio de esta zona tan particular. Con humidad levantaron un verdadero monumento en aquella iglesia, no sólo en cuanto a la pulcritud del edificio que cobija, sino que, más importante aún, como un lugar verdaderamente significativo para sus feligreses. Un patrimonio material e inmaterial.
De paso, corresponde a su vez hacer un llamado de atención para las autoridades. Si ellos - tal como lo hizo un pequeño pueblo campesino-, ven con los ojos del corazón, notarán que el bienestar social no está solamente vinculado a la economía de mercado, sino que también a las necesidades intelectuales, espirituales y (re)creativas de todas las personas.
Publicada en el Diario el Día de La Serena, el 3 de Junio de 2011
(P.D. Encontré fotos de la misa en http://bit.ly/jKLMqp)
domingo, 6 de febrero de 2011
El Corazón Riendo*
sábado, 22 de enero de 2011
Un asunto humano, demasiado humano
martes, 4 de enero de 2011
Despedida
Abuelita Margarita, hoy la despedimos con tristeza. Mucho de lo que somos como familia -y aún seremos en el futuro- se lo debemos a Ud. y es por eso que me siento muy honrado en declarar lo que su persona significa para nosotros.
Junto con mi tata René, queridísima abuelita, Ud. formó una hermosa familia de la cual nació Marcela, Margarita, René y Renán. Con el tiempo se sumaron nietos: Catalina, Fernanda, Víctor, Claudia, Belén, Verito, Pía y Renán y, por último, un bisnieto: Héctor. Con todos fue Ud. una adorable esposa, madre, abuela y bisabuela.
El pueblo de Algarrobito, nuestro eterno refugio dominical, es prueba de la belleza de su vida (si pudiese recordarla sólo en un lugar, es seguro que allí -al inicio del valle de Elqui- es donde la recordaría). Arraigada quedará la memoria de su mesa atiborrada de gente compartiendo, con espíritu campesino, la auténtica sabiduría popular; arraigado quedarán esos patios y huertos -muy cerca de la pequeña plazita- donde siempre hubo niños jugando felices, protegidos a su cuidado. Pasará mucho tiempo antes de que en esa tierra se esfume la estela de su profundo amor y de su enorme respeto por todo lo que es bueno y digno...
El sentimiento de su partida nos embarga. Me resulta inevitable inquirir tal como lo hizo Cristo en la cruz: “¿Señor, por qué la ha abandonado?”, ¿por qué se la ha llevado? Y allí, en la soledad de la fe, no tengo otra alternativa más que reconocer su sensible fallecimiento como el producto de un inefable poder que hoy le abre la puerta a una nueva vida.
Doy testimonio que Ud. fue ejemplo de amor cristiano. Siguió fielmente las enseñanzas de san Pablo: Tuvo un amor sincero. Aborreció el mal y procuró todo lo bueno. Su amor fraternal fue verdadero cariño y fue siempre trabajadora y diligente. Fue fervorosa en el Espíritu y sirvió al Señor. Tuvo esperanza y fue alegre. Fue paciente. Oró. Compartió con sus hermanos y los necesitados. Acogió a los que estaban de paso. Bendijo. Se alegró con los alegres y lloró con los que lloraban. No buscó grandezas y fue humilde; nunca se tuvo por sabia aun cuando lo era.
Estamos eternamente agradecidos de la bendición de su vida: un regalo administrado en base al amor y a la familia. ¿Qué mejor demostración de entrega en el amor que su mirada liviana y su sonrisa a flor de boca? ¿Qué mayor felicidad que su recepción cordial y compasiva? Atesoro los momentos en que, aun con paso cansino y con molestias que se acrecentaban, Ud. nos ofrecía verdadera humanidad apenas hubiésemos pisado el portal de su casa. Ese calor será la brújula con que hemos de dirigir nuestros pasos en el mundo.
Abuela mía, este consuelo, el inicio de la aceptación de su partida, cala profundamente en nuestros corazones y le otorga sentido. Allá arriba nos veremos de nuevo -nos encontraremos con el tata, también-, y repetiremos esas hermosas tardes en que nos enseñó de la vida buena, de la vida humilde, de la vida generosa y en fin, de la vida pura.
Margarita Elsa Gálvez Muñoz†, descanse en paz.
jueves, 9 de diciembre de 2010
Cardinales
viernes, 3 de diciembre de 2010
Extricatio - Charles Dumoulin
viernes, 12 de noviembre de 2010
Politik Sci-Fi
jueves, 11 de noviembre de 2010
La Justicia como Ícono
domingo, 29 de agosto de 2010
Juventud, Alternativa e Internet
Inspirado en este manifiesto poético-filosófico, el presente trabajo expone sucintamente la tesis de que el rol de los jóvenes en la derrota de los problemas -incluso desde sus inicios como categoría social-, dice relación con un cierto reconocimiento cultural de la alternativa, objetivamente plasmada en una permanente evolución metalingüística. En particular, ante los problemas globales de la actualidad, planteamos que este rol se desarrolla en conformidad con el manejo de las tecnologías de la información y las comunicaciones, privilegio con que cuenta la juventud de la posmodernidad.
Según la historiografía canónica, la adolescencia fue inventada al principio de la era industrial, pero no se empezó a democratizar hasta alrededor de 1900, cuando diversas reformas permitieron que surgiera una nueva generación consciente de crear una cultura propia y distintiva, diferente a la de los adultos [sic][3] . Desde el principio, entonces, subyace en la juventud la concepción de que sus integrantes se relacionan de una manera especialísima con su entorno, distanciándose, desde esta especial perspectiva, del mundo adulto. A partir de esta idea, el desenvolvimiento del movimiento juvenil osciló entre un originario interés institucional y una auténtica rebeldía inter-clasista, conforme a la adquisición de mayores autonomías [4].
Ahora bien, con independencia de los relativos contrastes entre las diversas generaciones de jóvenes a lo largo de la historia, existe un punto de convergencia fundamental respecto a todos ellos: la posibilidad real de marcar una alternativa que se constituya en transgresión creativa y determinante para el progreso sociocultural.
Generalizada es la opinión de que durante la juventud, ese precioso y más o menos indeterminado espacio de tiempo -entre niñez y adultez-, el hombre está sujeto a “la tiránica absorción de un alto entusiasmo y del desborde de un desinteresado propósito ideal” [5].. Postulamos que dicho entusiasmo se encauza en el marco de una construcción valórica siempre novedosa, vertida en inéditos juegos de usos y costumbres. En la práctica, la permanente creación de estos verdaderos sistemas metalingüísticos -conformados por un vocabulario y una estética distintiva-, condensa una compleja dinámica social en función de la mencionada alternativa. Frente a los convencionalismos tradicionales y pragmáticos del hombre mayor, el joven enérgico, con fe en el porvenir y confiado en el esfuerzo humano, se manifiesta en contra del sosiego institucional y a favor de distintos propósitos fecundos.
En la actualidad, los jóvenes del siglo XXI no se encuentran excluidos de esta especial posición frente al resto de la sociedad. Desde los computadores e instrumentos electrónicos configuran su vida y el mundo; y con ello nace una nueva tríada metalingüística: la democratización de la información como ideología, la tecnología como estética y el lenguaje digital. Adalides de la vanguardia –que esta vez se confunde con la técnica-, los jóvenes del siglo XXI gozan de una facilidad innata para monitorear permanentemente la realidad mundial a través de la red, otorgándoles la posibilidad de convertirse en verdaderos agentes opinantes frente a los problemas globales (v.g. la contaminación ambiental, la guerra, la pobreza y el hambre, el SIDA, la crisis económica o las violaciones a los derechos humanos). Es más, su rol puede exceder a la mera denuncia masiva y trascender hacia el rol de agentes de cambio online.
El ejemplo más citado sobre el uso de Internet como potente plataforma ocurrió en 1994, cuando el subcomandante Marcos encabezó una revuelta de jóvenes indígenas en Chiapas que, más que las armas, utilizaron las nuevas tecnologías de la comunicación para difundir sus reclamaciones y consignas [6]. Así, desde la que se ha denominado “la primera guerrilla posmoderna”, muchos jóvenes en todo el orbe han utilizado este medio no tradicional -que les es consustancial a sus habilidades-, no sólo para manifestarse en contra de las injusticias, sino también en la búsqueda de soluciones creativas e innovadoras.
A modo de conclusión, un emplazamiento. Según lo explicado, el particular rol de los jóvenes en la derrota de los problemas globales es el desarrollo de una alternativa a las respuestas del mundo adulto, que hoy empalma específicamente con la expansión de las nuevas tecnologías como plataformas metalingüísticas. Pavimentado el camino a través de la red global y sus enormes posibilidades, sólo queda persuadirlos, como herederos natos de aquella herramienta comunicacional, para que hagan un vínculo permanente entre los reales problemas y las soluciones que pueden encontrarse -o incluso crearse e impulsarse- desde el mundo virtual. En fin, con Rodó, el llamado es a no encogerse de hombros y, cuando no se pueda ser actor, al menos ser un espectador atento desde la privilegiada tribuna de la posmodernidad (@).
La Serena, Julio de 2010.
[1] El presente texto fue presentado a INJUV en cumplimiento de las bases de postulación para el programa “Barco de la Juventud del Mundo”.
[2] RODÓ, José Enrique: “Ariel”, The Project Gutenberg e-book of Ariel
[www.gutenberg.org/files/22899/228899-h/22899-h.htm], pág. 8.
[3] FEIXA, Carles: “Generación XX. Teorías de la juventud en la era contemporánea”, Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Vol. 4, N°2, 2006, publicado online en [www.redligare.org/IMG/pdf/teorías_juventud_era_contemporánea.pdf], pág. 3.
[4] Ver FEIXA: Op Cit.
[5] RODÓ: Op. Cit. pág. 9.
[6] Cfr. FEIXA: Op. Cit. Pág. 13