El presente video alucina. Narra la especial mañana de un obeso funcionario que, hastiado de la monotonía de su vida, se dirige borracho al trabajo. Luego de beberse la botella, se "enfrasca" en una estructura de escala sin salida aparente, de donde sólo escapa atentando contra la cámara que lo vigila. Inspirado en la estética de M.C. Escher, el director Goo-Shun Wang propone al público -de manera simple, cómica y directa-, dos críticas superpuestas:
1. Aquella sobre la decadente rutina que envuelve al hombre y su mundo. Halucii no sólo pone la trampa sino que también el escape: si bien de su líquido nace la ilusión que lo enclaustra, de su continente el instrumento adecuado para alcanzar la vía de escape. La botella al final resulta fundamental para el argumento del corto, ya que parece tener vida propia y,
2. El rechazo a la dinámica de perpetua vigilancia representada como clausura. La cámara –perspectiva del público al momento de la huída- mantiene al empleado dentro de la escalera, resultando inútiles todos los esfuerzos por evadirla. Al final es la cámara el primer y último encierro, restringiendo el mundo a un cuadro.
Estas dos críticas se pueden condensar en la idea de la prueba fatal. La estética del film se extrapola y pareciera que el gordinflón todos los días se emborracha, todos los días toma la misma escalera, todos los días se encierra, todos los días escapa. Aquí está la clave: la prueba del eterno retorno según la cual al funcionario se le pone una valla que, después de una lucha diaria, supera. Convengamos sin embargo que el triunfo es siempre relativo, el mundo entero es una escalera de Escher.
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