viernes, 6 de febrero de 2009

El viaje iniciático de Forrest Gump





En lo que sigue, transcribo parte del acápite "Viaje iniciático" del ensayo “Sobre el heroísmo, iniciación y trascendencia en Forrest Gump”, la participación del protagonista en la Guerra de Vietnam.


"En sus veintes, después de egresar del college, se recluta en el ejército. Burlándose de las fuerzas armadas y de la política de la época - evidente en una escena posterior, donde Gump le muestra el trasero al presidente Lyndon Jonson, principal impulsor de la guerra- se convierte en el alumno más aventajado del grupo y es enviado al frente.

La representación de Vietnam -a whole other country-, hace referencia al arquetipo sombra que señala Jung como de vital importancia en su Psicología Analítica. El ambiente agreste, las tinieblas, y la cambiante lluvia, simbolizan los aspectos escondidos, reprimidos y desfavorables (o execrables) de la personalidad. Por su parte, las noches estrelladas señalan las cualidades benéficas de la sombra, los instintos normales y los impulsos creadores.


El viaje corresponde entonces a un periplo hacia el inconsciente, donde vive de lo dulce y de lo agraz: la apremiante función de salvar a sus compañeros de tropa, que le significa una medalla de honor; la sensible pérdida de su amigo Bubba. A raíz de esta conmovedora experiencia, su ego encontrará aquí una relativa autonomía respecto de las condiciones originarias, desembocando en su inserción a un ambiente adulto. La superación de la sombra, radicada en la obtención de la plena autonomía con respecto a sus cadenas originales, son señaladas en la escena del rescate, donde utiliza, con sentido, la máxima que le había dado Jenny: "cuando veas peligro, corre". En efecto, su atlética habilidad, que antes le servía de escapa es ahora utilizada como una herramienta eficaz para enfrentarse a sí mismo, a su sombra.

El acontecer posterior confirma lo recién expresado. A través de su talento en el tenis de mesa genera una conexión con China, de gran importancia política para los Estados Unidos. Igualmente importante es su participación en el escándalo Watergate, al desencadenar inconscientemente el desenmascaramiento de la despótica presidencia de su país. Finalmente, y como principal ejemplo confirmatorio de su madurez psíquica, dirige un silente discurso a los hippies en Washington D.C., donde, producto de un monólogo afectivo y sensato, hace llorar al orador y se gana la ovación popular.


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