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Lo que hago es prenderle fuego al templo de tus creencias para que, cuando haya quedado destruido, tengas una perfecta visión del cielo inmenso y sin límites.
El péndulo de la mente humana oscila entre el sentido y el sinsentido y no entre lo bueno y lo malo.
Los hombres me han llamado loco; pero no está esclarecida la cuestión de si la locura es o no es lo sublime de la inteligencia, de si buena parte de lo que es glorioso -todo lo que es profundo- no surge de una dolencia del pensamiento, de unos modos del espíritu exaltado a expensas del intelecto general.
La inteligencia se halla caracterizada por una incomprensión natural de la vida.
El alma gusta estarse a solas con atención amorosa a Dios sin particular consideración, en paz y quietud y descanso, y sin actos y ejercicios de las potencias, memoria, entendimiento y voluntad -a lo menos discursivos, que es ir de uno en otro-; sino sólo con la atención y noticia general amorosa que decimos, sin particular inteligencia y sin entender sobre qué.
Si mi virtud es la virtud de un bailarín, y a menudo he saltado con ambos pies hacia un éxtasis de oro y esmeralda: Si mi maldad es una maldad riente, que habita entre colinas de rosas y setos de lirios: - dentro de la risa, en efecto, se congrega todo lo malvado, pero santificado y absuelto por su propia bienaventuranza: - Y si mi Alfa y mi Omega es que todo lo pesado se vuelva ligero, todo cuerpo, bailarín, todo espíritu, pájaro: ¡y en verdad eso es mi Alfa y mi Omega! -Oh, ¿cómo no iba yo a anhelar la eternidad y el nupcial anillos de los anillos, - el anillo del retorno? Nunca encontré todavía mujer de quien quisiera tener hijos, a no ser esta mujer a quien yo amo: ¡pues yo te amo, oh eternidad! ¿Pues yo te amo, oh eternidad!
Al intelecto demasiado recto, la oscura locura lo cura.
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